La inteligencia artificial y las clases prácticas de derecho

1. CONSIDERACIONES GENERALES

Como es sabido, en los años 80, la búsqueda de jurisprudencia y legislación se realizaba a través de repertorios en papel. Es en los años 90, con la aparición de los primeros soportes de almacenamiento masivo, cuando surgen los sistemas de búsqueda y las primeras aplicaciones de inteligencia para mejorarla. A principios del siglo XXI, con la expansión de internet en el mercado legal, y con el fin de extender su uso, se comenzaron a desplegar medios y recursos públicos y privados en esta área naciendo los primeros productos netamente online y las primeras bases de datos en red. A partir del año 2010, el auge de lo que se conoce como «Big Data», dio lugar a que se a aplicarse Inteligencia Artificial al ámbito del Derecho a través de desarrollos como Watson Ross, Ravel, Lex Machine, entre otros.

En muy poco tiempo, el ámbito jurídico se ha visto fuertemente impulsado hacia el desarrollo tecnológico y la Inteligencia Artificial, cosa que no es casual, pues el Derecho se compone de una inmensa fuente de datos y patrones y algunos de ellos son mecanizables o predecibles. En este sentido, hoy día, es indiscutible el hecho de que todos los operadores jurídicos tienen, necesariamente, que adaptarse a este nuevo y ya imparable cambio.

Es por ello que se cree sumamente útil y beneficioso que los alumnos de Derecho, en su búsqueda constante de reforzar y enriquecer su formación académica, conozcan a fondo y hagan un adecuado uso de las avanzadas herramientas informáticas que las Universidades les ofrecen (por ej., Tirant Analytics, Jurimetria y VLex Analytics).

Generalmente los alumnos tienen acceso, a través de sus universidades, a bases de datos jurídicas que tienen un potencial extraordinario. Por supuesto, la función que se le quiere dar a la Inteligencia Artificial en este trabajo no es la de infundirles a los alumnos que éstas sustituirán en todo o en parte al Abogado, al Juez o al Fiscal, cuestión que merece de un hondo debate y de la que se han ocupado los especialistas en la materia57, sino la de ejemplificar que estas herramientas son un eficaz apoyo para el operador jurídico y, evidentemente, para el estudiante de Derecho que aspira a serlo. Con esta técnica se entremezclaría el uso de la Inteligencia Artificial con la ya tradicional y extendida del aprendizaje del Derecho a través del sistema de casos58.

2. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL DERECHO

Como se ha avanzado, la integración de la Inteligencia Artificial en el ámbito del Derecho ha supuesto un auténtico cambio de paradigma. El operador jurídico —el Abogado, el Juez, el Ministerio Fiscal— ya no se ve abocado a consultar tomos y tomos de jurisprudencia y legislación, sino que, por el contrario, determinadas bases de datos les proporcionan toda la información que necesitan de manera automatizada o mecanizada y, sobre todo, sistematizada, ofreciéndoles un acceso a la información y una precisión en la búsqueda imposible —o, para ser más exactos, difícil— de abarcar en un repertorio en papel.

En este momento, los llamados sistemas de Analytics están en pleno auge debido a que por primera vez se han construido los primeros Big Data en el Derecho, se ha utilizado semántica y sistemas relacionales que generan datos de valor y conexiones inusitadas en una búsqueda tradicional.

La analítica en el sector jurídico permite realizar estudios de predictibilidad, utilizando datos históricos y modelos estadísticos para predecir resultados legales; análisis de textos y estudio de datos para extraer información relevante de ciertos documentos legales, contratos o también sentencias; evaluación y cuantificación de los riesgos legales de una determinada organización utilizando técnicas para identificar áreas de mayor riesgo, resúmenes automáticos, generación de documentos, etc.

Hasta ahora se ha expuesto, en líneas generales, qué puede hacer un sistema de analítica, pero, descendiendo a un nivel más detallado, es importante destacar los datos concretos que un sistema como este puede proporcionar. Estos sofisticados instrumentos, respaldados por una amplia cantidad de información —que es verdaderamente vasta—, permiten realizar una evaluación exhaustiva de las decisiones judiciales. Por medio de ellos, es posible conocer los motivos que fundamentan dichas decisiones, así como los razonamientos que sustenta cada Tribunal en cada caso particular.

Además, estos sistemas brindan herramientas como gráficas de búsqueda interactivas, que facilitan la identificación de conceptos clave presentes en cada documento jurídico. Asimismo, ofrecen la capacidad de identificar tendencias y patrones relevantes, y proporcionan estadísticas sobre las posibilidades de éxito y las estrategias más utilizadas o que han tenido mayor prosperidad en asuntos concretos.

Resulta relevante destacar que este tipo de sistemas, una vez se les proporciona una primera hipótesis, pueden utilizar la propia búsqueda realizada como una hipótesis de trabajo, y a partir de ella, llevar a cabo un análisis exhaustivo de la integridad del ordenamiento jurídico, así como de la doctrina y jurisprudencia relacionada.

En resumen, los sistemas de analítica en Derecho, mediante la utilización de tecnologías como la Inteligencia Artificial y el análisis de datos, permiten que el jurista experto pueda adentrarse con la mayor profundidad posible en la cuestión jurídica que se le plantee, obteniendo un amplio abanico de información relevante y actualizada, lo cual le facilita la toma de decisiones ágiles y más informadas en base a un análisis exhaustivo de precedentes, jurisprudencia, legislación y otros datos relevantes. Además, estos sistemas pueden emplear técnicas de aprendizaje automático y modelos predictivos para ayudar al jurista a predecir resultados, evaluar riesgos, identificar patrones y tendencias, y anticiparse a posibles problemas o contingencias legales. Asimismo, la analítica en Derecho puede contribuir a la optimización de los procesos legales, agilizando la búsqueda y extracción de información pertinente, la redacción de documentos jurídicos y la gestión de casos, lo cual se traduce en una mayor eficiencia y productividad en el ejercicio de la profesión jurídica. En definitiva, la integración de sistemas de analítica en Derecho potencia las habilidades y capacidades del jurista, potenciando su expertise y dotándolo de herramientas poderosas para enfrentar los retos del mundo jurídico contemporáneo.

3. EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL ESTUDIO PRÁCTICO DEL DERECHO

La experiencia enseña que los estudiantes apenas reparan en los recursos tecnológicos que las universidades les ofrecen. Generalmente, acuden a cualquier buscador genérico, como Google, para encontrar, por ejemplo, la jurisprudencia que en el momento necesitan para realizar las actividades prácticas. Ingresan las palabras clave o frases que creen relevantes en la barra de búsqueda de cualquier buscador tipo y éste les da una muestra —más o menos exacta— de los resultados relacionados. Pero, en realidad, los estudiantes disponen de buscadores especializados bastante más rigurosos que los genéricos, donde se sistematiza de forma correcta y precisa la información. A mayor abundamiento, mucha información es inaccesible a través de un buscador tipo porque su uso es privativo de la contratación con cada empresa (v.g. artículos o comentarios doctrinales que no están en abierto).

Es cierto que determinadas universidades ofrecen cursos y programas formativos, generalmente al inicio del cada año académico, donde les enseñan a los estudiantes de nueva entrada todas las posibilidades que les ofrece la universidad, cuáles son las bases de datos con las que tienen convenios y cómo se utilizan. Sin embargo, cada asignatura presenta concretas particularidades y, por esa especialidad, los alumnos necesitan de una tutorización experta que les enseñe cómo y qué buscar (sobre todo si esta búsqueda se realiza al hilo de la explicación de una determinada materia).

En este contexto, en el desarrollo de lo que se conocen como «prácticas» en el ámbito de la docencia, se abren oportunidades de aprendizaje al emplear activamente estos sistemas en las aulas. Al hacerlo, se logra una comprensión más práctica y tangible de cómo funciona el Derecho. En este sentido, resulta esencial impulsar, tanto dentro como fuera de las aulas, la exposición de los estudiantes a este tipo de búsquedas, ya que les permite realizar un análisis ágil y exhaustivo de todo el cuerpo legislativo y jurisprudencial.

De esta manera, los estudiantes adquirirán una familiaridad temprana con estas herramientas, lo que les prepara para utilizarlas eficientemente en el futuro. Además, el uso de estos sistemas en las prácticas educativas brinda a los estudiantes la oportunidad de explorar y experimentar con la cantidad de información disponible, permitiéndoles comprender cómo se aplican los conceptos legales en situaciones reales.

Así, al potenciar la integración de estos sistemas en las aulas, se fomenta un aprendizaje dinámico y enriquecedor, proporcionando a los estudiantes una perspectiva más profunda y actualizada del Derecho. Al fin y al cabo, estas herramientas se convertirán en recursos indispensables para su futura práctica profesional, por lo que su exposición temprana y su adecuado uso contribuyen a formar abogados y juristas preparados y competentes en el manejo de la tecnología y la información legal.

4. UN EJEMPLO PRÁCTICO EN DERECHO PENAL

Extender el uso de la Inteligencia Artificial es posible en prácticamente todas las asignaturas de Derecho y, en lo que aquí interesa, es especialmente atractivo para los alumnos de Derecho Penal Parte General y Especial.

El desarrollo de las prácticas de Derecho por parte del alumno podría tener como herramienta o mecanismo auxiliar la utilización de estos medios. En este sentido el profesorado podría utilizar al menos la primera clase práctica de la asignatura para enseñarles a los alumnos todo aquello que les puede resultar útil para el desarrollo de los casos prácticos que les corresponda hacer. Con ello, el alumnado se familiarizará desde el inicio de su formación con estos mecanismos —que, en líneas generales, son bastante predictivos— y ello les permitirá desenvolver una cierta soltura con las herramientas de las que tendrán que echar mano en un futuro próximo59.

La primera cuestión, más lógica, para cada caso que se plantee, será conocer, para resolver un determinado asunto, cuál es la doctrina del Tribunal Supremo sobre el particular. Y en ese sentido estos buscadores inteligentes, como Tirant Analytics, Jurimetría o Vlex. Analytics, cada una en su estilo, lo permiten con solo seleccionar «doctrina TS».

Dentro de cada supuesto práctico concreto que plantee el profesor será conveniente que el estudiante conozca cuáles son, por ejemplo, las atenuantes o agravantes concretas que aplican en cada tipo delictivo y cuáles suelen prosperar. No está de más, tampoco, que el alumno al menos sepa, por ejemplo, que la tecnología ha avanzado de forma tal que se puede llegar a conocer cuáles son las inclinaciones que tiene un determinado Tribunal o en qué sentido suele resolver determinada cuestión.

Como se ha señalado, el uso de esta clase de tecnología aplica a cualquiera de las asignaturas de Derecho Penal. Por poner un ejemplo práctico, si uno utiliza como palabras clave «legítima defensa» y acude al auxilio de la analítica podrá consultar la tipología delictiva donde más prospera, las cuestiones probatorias que se suscitan, cuáles son los factores de éxito desde un punto de vista cuantitativo, etc. También se puede filtrar por fallos a favor y en contra de aquello que se esté buscando. Particularmente útil puede ser este último recurso si, por ejemplo, el profesor propone simular un juicio.

Además de todo lo anterior, el propio sistema de analítica ofrece, según la búsqueda, los documentos doctrinales sobre el particular y es posible filtrar por conceptos jurídicos cargados de semántica, fecha y autor, por ejemplo. Si el profesor informa al alumno de que ha habido una importante reforma —lo cual, en estos tiempos, será usual—, éste podrá tomar nota y manejar

(Contiúa...)

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